martes, 21 de octubre de 2025

Suplementos de proteína y sus beneficios


En los últimos años, los suplementos de proteínas en polvo se han convertido en un aliado para muchas personas, en especial para quienes buscan mejorar su rendimiento físico. Sin embargo, también juegan un papel fundamental en la mejoría de la salud mental.

Lo cierto es que muchos desconocen que tomar suplementos de proteína en polvo puede influir de forma positiva en el estado de ánimo, la memoria o, incluso, en la sensación de saciedad. Estos son sus principales beneficios para la salud:

1. Tienen un efecto neuroprotector

La proteína en polvo, como la de suero de leche o whey protein, posee un efecto antioxidante que puede beneficiar al cerebro. Como es una fuente rica en aminoácidos, protege a las células cerebrales del daño oxidativo, un factor que contribuye al envejecimiento y a padecer enfermedades neurológicas como el mal de Parkinson o de Azheimer.

Aunque los estudios sobre estos efectos se han realizado en animales, los resultados preliminares sugieren que podrían ofrecer beneficios neuroprotectores también para las personas.

2. Promueven el desarrollo de la masa muscular

Uno de los principales beneficios por los que las personas consumen suplementos proteicos es su capacidad para estimular el crecimiento muscular. Sin embargo, pocas veces se menciona su correlación con la salud cognitiva.

Las personas que padecen sarcopenia, una condición caracterizada por la pérdida de masa muscular, energía y fuerza, pueden experimentar deterioro cognitivo. Y, como indican desde el Instituto Nacional de Salud Pública de México, su riesgo de padecer demencia se duplica, conllevando problemas de fluidez y de recuerdo verbal. Por eso, incorporar proteínas en polvo como parte del tratamiento podría reducir el impacto de esta enfermedad, mejorando tanto el bienestar físico como mental.

3. Contribuyen a controlar la sensación de hambre

Al ser nutrientes saciantes, las proteínas ayudan a reducir la sensación de hambre durante el día. En particular, las de suero de leche destacan por su alto contenido de leucina, un aminoácido que llega hasta el cerebro y actúa como supresor del apetito.

Al incorporarlas en tu dieta, puedes evitar el consumo excesivo de alimentos ricos en grasas y azúcares, los cuales pueden generar irritabilidad o fatiga. Esta inclusión es útil tanto para aquellos que desean mantener un peso saludable, como para quienes buscan controlar la ingesta de alimentos que pueden tener un impacto negativo en su bienestar emocional.

4. Estimulan la memoria

El cerebro necesita una nutrición adecuada para mantener su rendimiento. Es por esto que el consumo de proteínas en polvo puede ser un gran aporte, ya que puede tener efectos beneficiosos sobre la memoria y la concentración.

Según un estudio de Nutrients, los péptidos presentes en la proteína de suero ayudan a mejorar la memoria al activar la sinapsis entre neuronas. Además, puede ayudar a mantener el cerebro en su mejor forma, ya que protege las neuronas. Por lo tanto, podría tratarse de un manejo dietético posible para proteger contra el deterioro de la memoria.

5. Mejoran el estado de ánimo

Uno de los efectos de las proteínas en polvo en la salud mental es su influencia en la regulación emocional. Gracias a su contenido de triptófano, un neurotransmisor crucial para la producción de serotonina u hormona de la felicidad, las proteínas de suero pueden ser aliadas para quienes buscan mejorar su estado anímico y reducir los niveles de ansiedad, depresión o estrés.

Si bien las investigaciones están en sus primeras etapas, los estudios sugieren que una dieta adecuada y rica en estos nutrientes puede ser beneficiosa para la salud emocional.

Cómo tomar proteína en polvo

Existen varios tipos de proteína, como la de suero de leche y la de soja; esta última es ideal para veganos o personas intolerantes a la lactosa. Además, puedes encontrar suplementos de diferentes sabores, como chocolate, vainilla o frutas, que no solo son perfectas para preparar batidos, sino también para incorporar en recetas de panqueques, galletas y otros platillos.

Antes de incorporarla en tu rutina diaria, es recomendable que consultes con un médico o nutricionista, en especial para ajustar la dosis según tus objetivos personales. A su vez, es importante recordar estos suplementos son un complemento y no deben reemplazar las comidas principales, ya que no aportan todos los nutrientes que el cuerpo necesita.

En general, la cantidad mínima recomendada es de 0.8 gramos por cada kilo de peso corporal al día. Sin embargo, no se debe superar un consumo de 2 gramos por kilogramo de peso, porque un exceso puede ocasionar problemas renales, enfermedades cardíacas y un mayor riesgo de padecer cáncer de colon.

Potencia tu bienestar con los suplementos de proteína

Los beneficios de la proteína en polvo son numerosos, tanto en términos de salud física, como en el ámbito de la salud mental. Cuando se consume de forma adecuada, sin exceder las dosis recomendadas, y se complementa con una dieta y hábitos saludables, es un complemento valioso para mejorar el bienestar.

Aun así, recuerda consultar con un profesional de la salud antes de incorporar suplementos en tu dieta, sobre todo si tienes condiciones preexistentes o te preocupan ciertos problemas de salud. Como, en general, están pensados para deportistas, es fundamental asegurarse de que sean adecuados para ti antes de emplearlos con otro fin.


🅘 Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.

martes, 8 de febrero de 2022

¿Qué es el bienestar personal?

Nuestras emociones suelen llevar la voz cantante; por eso, no hay dos días iguales. Podemos encontrarnos muy activos y animados un día, y mañana ya no tanto.

Nuestras relaciones personales, el trabajo y también el tiempo pueden influir mucho en nuestras emociones.

A veces, parece que no podemos tener pleno control sobre ellas o, al menos, gestionarlas de tal manera que no terminen arruinándonos un día maravilloso. Pero, antes de empezar, es fundamental que quede muy claro que aquí no existen trucos. 

Solamente mucho trabajo, pues no lograremos conseguir el bienestar personal de la noche a la mañana. Requerirá de un proceso.

¿Por qué es importante el bienestar personal?

El bienestar personal es fundamental para nosotros porque nos hace sentir con ganas, felices, animados y satisfechos. No importa que haya ocurrido algo que nos haya desestabilizado emocionalmente porque vamos a saber qué hacer para recuperar ese bienestar personal. 

¿Qué es lo que nos brinda? Calma, paz y tranquilidad. La felicidad es otra cosa, aunque esto nos puede hacer sentir muy felices.

Ahora bien, disfrutar del bienestar no quiere decir que no vayan a surgir conflictos y problemas. Estos van a seguir apareciendo en nuestra vida porque forman parte de ella. El coche que se nos estropea y hay que llevarlo al taller, un compañero de trabajo que no está colaborando en una tarea o una tristeza que nos aborda porque ha pasado algo con una persona que nos ha dolido mucho.

Sin embargo, a pesar de todas estas circunstancias inesperadas es posible seguir teniendo bienestar personal. ¿Cómo se consigue esto? Pues adoptando una serie de hábitos en nuestro día a día que nos permitirán conocernos mejor, respirar en aquellas situaciones que nos pueden sacar de quicio y mantenernos centrados y equilibrados incluso en los momentos más caóticos.

5 consejos para conseguir el bienestar personal

Hay muchos consejos para conseguir el bienestar personal que nos va a traer mucha paz y tranquilidad. No obstante, para que funcionen es indispensable llevarlos a la práctica a diario. Esto nos permitirá adquirir ciertos hábitos positivos que llevaremos a cabo de manera automática con el paso del tiempo.

1. Cuidar la mente y el cuerpo

Muchas personas se enfocan mucho en cuidar el cuerpo, pero ¿qué ocurre con la mente? Tras haber pasado por una pandemia hay mucha ansiedad, estrés y miedo que nos afecta a diario. Por lo tanto, además de practicar ejercicio físico y alimentarnos lo mejor posible, es importante acudir a un profesional de la salud mental para que nos ayude a cuidar nuestra mente. Esto se consigue al:

  • Gestionar mejor nuestras emociones.
  • Cuidar de nuestras relaciones.
  • Aprender a relativizar los problemas.
  • Parar los pensamientos rumiantes.

2. Disfrutar del presente

Quizá nos hemos encontrado en varias ocasiones pensando «ya iré de viaje», «ya empezaré a caminar un poco más por la naturaleza» o «ya haré eso que tanto me gusta».

La vida no espera, por lo que una adecuada gestión del tiempo es vital para disfrutar ahora, no mañana ni pasado. El día tiene 24 horas y siempre podemos sacar un rato para hacer algo que nos gusta.

3. Vivir sin prisas

Nos encontramos en una sociedad en la que parece que hay que ir corriendo a todos lados y hacer muchas cosas. Pero ¿y si nos detuviésemos para no hacer nada por unos minutos? Meditar o hacer yoga, disfrutar de la lectura, sentarnos en un parque y observar nuestro entorno. Nos hemos olvidado de vivir y estamos siempre haciendo algo. Probemos a parar para mejorar nuestro bienestar.

4. Descansar bien

«Dormir bien es fundamental para un buen estado de salud». Irnos a la cama a la misma hora y dormir las que nos hagan falta (que pueden ser 6 u 8 horas) es imprescindible. Tendremos más ganas de afrontar el día, ser más productivos y tener tiempo libre para vivir sin tener que correr.

5. Cuidar nuestras relaciones

Esto tiene mucho que ver con el punto 2 en el que hablábamos de no postergar las cosas que realmente nos importan. Las relaciones personales nos enriquecen, nos hacen sentir bien y nos permiten reforzar vínculos. Por lo tanto, no las dejemos para otro día y démosles la prioridad que merecen. Hacerlo nos ayudará a disfrutar más de nuestro bienestar personal.

Lograr el bienestar personal: una prioridad

No es difícil tener bienestar personal, pero sí es verdad que hay que tener muy claras las prioridades y gestionar adecuadamente el tiempo. Dejar para mañana tareas del trabajo puede restarnos tiempo para nosotros mismos o a las personas que queremos. Nuestra vida debe tener un equilibrio donde comer bien y hacer ejercicio sean cosas que hagamos casi automáticamente.

Al igual que nos lavamos los dientes cada día después de comer, todos los consejos mencionados no deberían dar lugar a dudas ni a la posibilidad siquiera de pasarlos por alto. Cuidar de nuestro bienestar personal es ahora más importante que nunca y nadie lo va a hacer por nosotros.



lunes, 24 de enero de 2022

7 consejos para dejar de comer de más por las noches

Hace unas pocas horas cenaste y ya estás listo para irte a dormir, pero de repente tienes hambre. Entonces, abres la nevera y arrasas con lo primero que encuentras: un trozo de tarta, chocolate o cualquier resto de comida guardado. ¿Te pasa a menudo esta situación?

Como algo más antes de ir a dormir a pesar de haber cenado tiene consecuencias, desde la tripa hinchada hasta aumento de peso o riesgos cardiovasculares, además de una explicación.

Posibles causas de la alimentación nocturna

El picoteo y las comilonas después de la cena tienen una razón de ser. Identificarla te ayudará no solo a eliminar este hábito, sino también a poner una solución. A continuación, te mostramos las causas más frecuentes:

1. No nutrirse bien durante el día

Es muy probable que tu cuerpo aclame más comida por las noches si no te alimentas bien durante el día. Esto se debe a que el organismo necesita recursos para llevar a cabo las tareas nocturnas de descanso y regeneración, ya que el cerebro comenzará a exigir más nutrientes durante la noche. De ahí que tengas esa necesidad de comer cualquier alimento que se encuentre a tu paso, pues percibirá la situación como una emergencia física.

2. El ritmo circadiano

Investigadores de la Universidad de Harvard realizaron un estudio que explica cómo la biología influye en el hábito nocturno de comer. En dicha investigación, encontraron que el ritmo circadiano endógeno causa un aumento del apetito por las noches.

Los autores especulan que comer en exceso en altas horas de la noche puede haber ayudado a nuestros antepasados a almacenar energía para sobrevivir más tiempo, especialmente cuando escaseaba el alimento. Sin embargo, en la era actual, esta tendencia biológica ha promovido hábitos alimenticios poco saludables.

Asimismo, los investigadores sugieren que la regulación circadiana endógena de nuestro apetito nos deja con “una tendencia natural a omitir el desayuno en favor de comidas más abundantes por la noche”, lo cual se ha convertido en una rutina de alimentación cada vez más común en la actualidad.

Dicho esto, saltarse el desayuno y comer en exceso durante la noche representa un hábito vicioso, que puede convertirse fácilmente en un trastorno alimentario como el síndrome de alimentación nocturna.

3. Insomnio

El insomnio frecuente también guarda una estrecha relación con el hábito de comer más por las noches. Si no puedes dormir, probablemente tengas ganas de cocinar y devorar lo primero que encuentre tu insaciable estómago.

Además, si empiezas a fomentar este hábito, es probable que te sea más difícil conciliar el sueño por la noche, alimentando así un círculo vicioso de insomnio y hambre nocturna.

4. Malestar emocional

El estrés, la ansiedad, el aburrimiento, la tristeza o el enfado son algunas de las emociones y las situaciones que incitan a una persona a comer compulsivamente, como un intento de eliminar, calmar o modificar el malestar emocional experimentado.

En estos casos, la ingesta de alimentos nocturna puede ser una consecuencia del estado de ánimo y un intento de regulación emocional.

Cómo dejar de comer de más por las noches

Ahora bien, si deseas dejar de comer de más por las noches, puedes poner en práctica los siguientes consejos:

1. Incluye más proteínas a tus comidas

Una técnica que ha resultado efectiva para combatir los atracones nocturnos es la inclusión de más proteínas en la nutrición diaria. Con respecto a esto, la Academia de Nutrición y Dietética de Estados Unidos aconseja consumir entre 20 a 25 gramos de proteína durante el día.

Para lograr este objetivo, los especialistas recomiendan reducir las porciones de carne animal y aumentar las ingestas de tipo vegetal. Algunos de los productos con proteínas vegetales que recomiendan son la crema de cacahuete (sin azúcares añadidos), las judías pintas o la avena.

2. Cena más tarde

Si el hambre se presenta a altas horas de la noche, una buena opción para aliviarla es postergar la hora de cenar. Incluso a este hábito se le puede añadir un desayuno más tempranero. Así, la brecha de tiempo entre comidas se reduce y las ganas de comer pueden ser más controlables.

Es importante que tengas en cuenta que el horario de la cena no debe ser muy tarde, sino tendrás problemas para querer desayunar por la mañana. Lo ideal es que personalices el horario de comidas acorde a tus necesidades individuales. 

3. Aliméntate de forma sana durante el día

Otro aspecto a considerar es la satisfacción que provoca la comida durante el día, porque comer de más por las noches también puede ser el resultado de una ingesta de alimentos diurna excesivamente restringida.

Si eres demasiado cauteloso con el tipo y la cantidad de alimentos que consumes durante el día puedes sentir que estás renunciando a la satisfacción de los alimentos por completo.

A la larga, terminará afectando tus hábitos alimenticios de forma negativa, pues cuando comemos sin satisfacción durante el día, la idea de comer en exceso después de la cena se vuelve más atractiva.

4. Pregúntate para qué quieres picar

Como ya dijimos, las emociones juegan un rol importante en la ingesta de alimentos. Es probable que el hambre nocturna no se deba a un déficit de nutrientes, sino a un estado emocional que no sabes cómo gestionar.

Según lo anterior, antes de abrir el refrigerador por las noches, pregúntate: “¿realmente tengo hambre?, ¿tengo sed?, ¿estoy cansado?, ¿aburrido?, ¿triste?, ¿estresado?”. Responder a estas preguntas puede ayudarte a replantearte la opción de picar durante la noche.

5. Cambia tus hábitos de después de cenar

Es probable que el antojo tras la cena se haya convertido en una costumbre y que tu mente relacione cierta actividad habitual con la acción de comer algo específico. Por ejemplo, si acostumbras a comer un snack viendo una serie antes de dormir, seguramente te costará realizar esta actividad si no consumes algún alimento.

Si este es tu caso, sustituye esos hábitos por otros más saludables o relajantes, como dar un paseo, leer, escuchar música o practicar yoga. Si aún persiste tu afán por comer, lo mejor es que optes por una ración pequeña de alimentos sanos.

La Academia de Nutrición y Dietética de Estados Unidos sugiere los siguientes: yogur griego, fruta, frutos secos, verduras con hummus o palomitas de maíz sin mantequilla.

6. Evita saltarte el desayuno

Un estudio encontró que comer en exceso a altas horas de la noche se asocia con menos calorías consumidas en el desayuno o con saltarse este. Asimismo, observaron que se desarrolló un ciclo que incluía no desayunar, comer en exceso en la cena y picar a altas horas de la noche, lo que creó una tendencia obstinada en los horarios de alimentación de los individuos.

7. Come con consciencia

Dedicamos mucho tiempo a las pantallas digitales, dejando que la vida pase sin darnos cuenta y sin atender a lo necesario; incluso, nuestras comidas las llevamos a cabo de manera inconsciente mientras atendemos nuestros teléfonos o vemos televisión. En estos casos, es muy común llevar a cabo un consumo abusivo.

Cuando comemos frente a una pantalla o tenemos enfrente otros estímulos el cuerpo desatiende las señales que le informan de su ingesta, provocando que comamos de más durante las comidas o entre ellas.




miércoles, 13 de octubre de 2021

Smart food: comer de manera inteligente

 
¿Tienes poco tiempo para comer? 

En ese caso la smart food puede ser interesante. Con este método de alimentación, aumentarás la calidad de tus comidas sin invertir más tiempo en prepararlas.

La smart food es uno de los métodos de alimentación más novedosos. Se trata de un tipo de dieta que propone beneficios para la salud a medio plazo. Se basa en el consumo de productos funcionales, como batidos o barritas, para aquellos momentos en los que no tenemos opción de ingerir comidas más elaboradas.

De todos modos, para notar un efecto positivo es necesario combinar este método dietético con la práctica de ejercicio físico de forma regular. Si no se genera un estímulo en forma de actividad es posible que el organismo reduzca su eficacia metabólica.

Diferencia de la smart food frente a otros sustitutos alimenticios

El consumo de productos que sustituyen las comidas se ha planteado por primera vez hace años. Sin embargo, la mayor parte de los comestibles elaborados con este fin entraban dentro de la categoría de ultraprocesados industriales. Contaban con pocos ingredientes de calidad y con una concentración excesiva de aditivos poco saludables.

La smart food propone la creación de alimentos funcionales mediante el uso de ingredientes que han evidenciado propiedades positivas. Entre ellos se encuentran la avena, el aceite de oliva, las proteínas de guisantes, el gofio… La combinación de estos productos resulta en un comestible con buenos valores nutricionales.

Por otra parte, smart food no tiene por qué ser sinónimo de dieta hipocalórica. Es posible plantear un régimen que cubra los requerimientos diarias, tanto de energía como de nutrientes. Esto genera una buena adherencia, ya que se evita el pasar hambre entre horas.

¿Cuándo se toman los productos específicos de la smart food?

Cada persona puede elegir en qué momento del día introducir los alimentos propios de la smart food. Sin embargo, lo más habitual es su consumo en el desayuno y entre horas. Tanto la primera como la penúltima comida del día suelen ser las más conflictivas en cuanto a presencia de ultraprocesados. Dichos elementos son capaces de perjudicar a la salud, tal y como afirma un estudio publicado en la revista BMJ

La inclusión de los alimentos smart food permite mejorar el aporte nutricional y evitar el consumo de grandes cantidades de azúcare simples y de grasas trans. A medio plazo esto se traduce en una menor incidencia de la diabetes de tipo 2 y de otras patologías de carácter metabólico que condicionan la composición corporal.

No obstante, también es posible consumir esta clase de productos en la comida y en la cena, de forma complementaria a los platos elaborados o incluso en sustitución de los mismos. Esto si, en ningún caso se debe eliminar la presencia de vegetales de la dieta. Estos alimentos se caracterizan por la presencia de antioxidantes, elementos que han demostrado ser determinantes para prevenir el desarrollo de patologías complejas.

La smart food respeta el medioambiente

Otro de los beneficios de la smart food es que muchos de los alimentos de este plan de alimentación se elaboran en dosis justas para su consumo en cada momento del día. Esto hace que tiremos menos alimentos, reduciendo así la génesis de basuras y de elementos de desecho. Con esto se consigue ahorrar una gran cantidad de comestibles, lo que supone una mejora a nivel ecológico.

Incluso es posible encontrar alimentos que están preparados a partir de restos de ingredientes de buena calidad que iban a ser desechados. En ocasiones se tiran a la basura partes sabrosas y nutritivas de ciertos productos a nivel industrial. Su aprovechamiento puede resultar positivo tanto para la salud humana como para el medio ambiente.

Smart food, una nueva forma de alimentarse

Como has visto, la smart food resulta un método de alimentación novedoso que propone el consumo de snacks a lo largo del día elaborados a partir de ingredientes frescos y con elevada densidad nutricional. De todos modos, sigue siendo determinante revisar el etiquetado de estos productos para asegurarnos de que están libres de azúcares añadidos y de aditivos artificiales.

Por otra parte, la inclusión de estos comestibles en la dieta no debe suponer la reducción de la ingesta de alimentos saludables, como los vegetales. Es importante garantizar que se cubren los requerimientos proteicos diarios y que se consumen antioxidantes en cantidades suficientes.




miércoles, 23 de junio de 2021

Té o Café: ¿Cuál es más saludable?

En los últimos años, diversos estudios científicos señalan que el café – en cantidades moderadas – tiene muchas propiedades benéficas para la salud. 

Al mismo tiempo el té, milenaria infusión de Oriente muy popularizada en países occidentales, no es tan inocuo, en especial en grandes cantidades y la variedad de té negro que suele ser la más popular entre nosotros. 

Por ello, a la hora de optar por una infusión, son muchos los que se preguntan cuál de las dos es la más saludable.

A favor del café:

Del café se decía que produce efectos negativos como alteraciones en el ritmo cardíaco, manchas en los dientes e incluso que era cancerígeno. Nada de ello se comprobó, en cambio estudios le atribuyen cierta capacidad protectora frente a algunos tipos de cáncer como el de mama, el de próstata, el de piel o el de hígado.

Los consumidores de café observan mejoras en la memoria a corto plazo y aumento en la eficacia de los analgésicos en el organismo, y contribuye a prevenir enfermedades neurológicas que devienen con la edad, como el alzhéimer o la demencia.

Se sabe recientemente por una investigación llevada a cabo por la Escuela de Salud Pública de Harvard, que tomar café puede reducir el desarrollo de diabetes de tipo 2 en un 35% de los casos. Y de acuerdo a una investigación llevada a cabo en Portugal, el café reduce el riesgo de la enfermedad de Parkinson.

No es cierto que el té y el café tengan propiedades deshidratantes, un consumo promedio de cuatro tazas diarias, no influye negativamente en los procesos en la eliminación de líquidos del cuerpo.

Se ha demostrado que hasta seis tazas al día de café, no tienen ninguna relación con enfermedades del corazón o cáncer.

En el caso del embarazo, sí hay estudios que señalan que un consumo de seis a ocho tazas diarias de café se relaciona directamente con un aumento significativo del riesgo de muerte fetal intrauterina, pero un consumo leve no tiene efecto sobre el embarazo, ni en relación a los abortos espontáneos, o a los nacimientos prematuros.

 

A favor del té:

Al igual que el café, el té puede evitar el desarrollo de la diabetes, pero los estudios evidenciaron mayor influencia en la de tipo 1. Previene además algunos tipos de cáncer como el de pulmón, y previene la osteoporosis.

También al igual que el café, su consumo está asociado con una mayor protección en el desarrollo de la enfermedad de Parkinson así como con la prevención del Alzheimer.

De acuerdo al tipo de té elegido, los beneficios son diversos. Así por ejemplo, el té blanco reduce el riesgo de obesidad y tiene un alto contenido de antioxidantes, con un buen efecto antienvejecimiento.

El té verde tiene un potencial preventivo del cáncer esofágico cercano al 60% en el caso de las mujeres.

Alrededor de cuatro tazas de té al día ayuda al organismo a reducir la hormona del estrés, con un buen efecto en personas sometidas a muchas tensiones. Los tés negros, verde, blanco y oolong, por su parte contienen sustancias conocidas como flavonoides, de efecto benéfico en la salud cardiaca.

En todo caso, es el consumo moderado la clave para lograr obtener todas las ventajas de estas infusiones, minimizando o evitando sus efectos negativos. Entre 200 y 300 miligramos diarios de cafeína, se consideran una dosis segura. Esta sustancia está presente tanto en el té como en el café. Cabe considerar que el café contiene entre 80 y 185 miligramos de cafeína, mientras que el té sólo entre 15 y 70 miligramos.

El café aporta más energía y de manera más rápida, pero su efecto es menos duradero que aquel que produce el consumo de té.

Si te cuesta decidirte, puedes probar un tipo de infusión a base de hojas de café, que es más saludable que las dos bebidas, menos amargo que el té y no tan fuerte como el café.

Un muro o una puerta: ¿qué eliges?

Tus problemas pueden ser un muro o una puerta y el que sea una cosa o la otra dependerá de algo más que de tu actitud o enfoque personal. 

Admitámoslo, hay veces en que la adversidad nos llega sin avisar y por mucho que lo busquemos, no encontramos ni el ánimo ni la motivación para encararla. 

Es decir, no siempre podemos estar al 200 % ante cada desafío que nos llega. Y eso es normal.

Aunque lo cierto es que como bien decía Albert Einstein, antes de solucionar un problema lo más importante es entenderlo. 

Para algo así se necesita tiempo y claridad mental. Por tanto, algo que debemos entender en primer lugar es que no estamos hechos de algoritmos, cables o subrutinas. 

No somos máquinas, somos personas y sentirnos asustados o impactados por los imprevistos es algo comprensible y habitual.

No obstante, nada es tan importante como comprender cada una de nuestras reacciones y tener además en el bolsillo adecuadas estrategias. 

Nadie llega a este mundo con un manual bajo el brazo con una solución para cada brecha del destino. 

Vivir es improvisar, probar, errar y volver a intentarlo. 

No siempre estamos preparados para afrontar un problema. 

Nadie puede responder ante una situación complicada de manera rápida e instantánea. Por tanto, sentirnos abrumados e incluso asustados al inicio es normal y permisible. 

Forma parte de la adaptación a la realidad. No debemos juzgarnos por sentirnos colapsados en un primer momento.

Debemos darnos tiempo y habituarnos a lo que nos demanda ese problema, esa incertidumbre, ese giro en el camino. 

Lo esencial es lograr un estado mental relajado, es que solo a través de una mente relajada se llevan a cabo las conexiones cerebrales más profundas. Esto se traduce en estrategias de respuesta más innovadoras y creativas.

Todo problema tiene dos salidas: o lo afrontas o lo aceptas. Nos encantaría poder decir aquello de que de todo cruce de caminos se sale o más aún, que toda adversidad tiene su airoso y positivo final. Sin embargo, como bien sabemos, esta regla de tres no siempre se cumple. 

Hay situaciones que no tiene solución y ante las que solo cabe la aceptación.

Hay vivencias de las que no podemos aprender nada porque lo único que esperamos de ellas es que pasen. Aún así, todos estos eventos son situaciones que nos habilitan en el viaje de la vida. Lo importante es tener presente que siempre estamos obligados a responder ante cada situación nueva o inesperada.

Y si bien es cierto que tus problemas pueden ser un muro o una puerta, recuerda que por muy altos que sean los muros, se pueden escalar y sobrepasarlos.





domingo, 23 de mayo de 2021

¿Por qué tengo miedo al cambio?

Detrás del miedo al cambio puede haber otros miedos aún más profundos: miedo a no ser capaces de afrontar la nueva realidad o miedo a no disponer de los recursos para volver a ser felices. También aparecen otras emociones como tristeza por la pérdida o la incertidumbre.

Si quieres entender qué te ocurre y cuál podría ser la causa a tu miedo, te lo contamos a través de 6 posibles explicaciones. 

Cada realidad es un mundo, aunque tras los miedos muchas veces coexisten otros miedos de diversa naturaleza. 

No saber gestionar situaciones nuevas o diferentes 

Una de las posibles causas del miedo al cambio es el miedo a no saber gestionar la nueva situación. En general, aquello que desconocemos o no entendemos nos asusta. Cuando llega un cambio lo hacer acompañado de una nueva realidad. Si sentimos que no disponemos de los recursos suficientes para afrontarlo de forma adecuada, podemos sentir miedo. Muchas veces esto es, en realidad, una falta de confianza en nuestras propias capacidades. 

Implica alguna pérdida

Tras un cambio muchas veces se esconde también una situación de pérdida. Llega una nueva realidad porque la anterior ya no funcionaba o no era la que deseábamos realmente. Esto implica afrontar una pérdida, ya sea de un ser querido, de una ciudad, de una pareja por una ruptura, de un empleo, de una vivienda… Con la pérdida llega el inicio del duelo, un proceso que nos permite digerirla e integrarla y adaptarnos a la nueva realidad.

Miedo a equivocarnos

Otra de las posibles respuestas a la pregunta de por qué tengo miedo al cambio es el miedo a equivocarnos. Un cambio, una nueva etapa, implica una reorganización de la propia realidad o una adaptación a la misma. Esto implica decisiones que no sabemos si serán las “correctas”. Por otro lado, con frecuencia los cambios llegan porque hemos tomado una determinada decisión; aquí aparece también el miedo a que esta decisión no fuera la ideal.

Resistencia a soltar otro camino

Tomar decisiones que cambien nuestra vida implica, muchas veces, soltar otros caminos. Esto, evidentemente, no siempre nos resulta sencillo. La resistencia a soltar esos caminos, esos “podría haber sido de otra forma” o esas expectativas de otra realidad, pueden explicar el por qué tengo miedo al cambio. Esto es algo natural. Además, hay personas menos flexibles a las que los cambios les cuestan más.

Miedo a ser criticados o al rechazo 

También podemos tener miedo a ser criticados por haber tomado una decisión. Otro miedo puede ser el de sentirnos rechazados en ese nuevo camino que tomamos y que nuestros seres queridos no admitan nuestra decisión. Ese miedo al rechazo también se esconde, muchas veces, tras el miedo al cambio. Pero es importante escoger lo que queremos en nuestra vida desde la propia decisión (que conduce a algún lugar), y no desde el miedo, que no conduce a nada.

Sentir que no tenemos el control Finalmente, otra de las posibles explicaciones de por qué tenemos miedo al cambio es la sensación de pérdida de control que aparece muchas veces con él. Llega una nueva realidad, desconocida, que nos asusta y tenemos la sensación de que ya no controlamos la situación. 

En general, nos gusta sentir que “somos dueños de nuestro propio destino” (aunque sea una falsa ilusión). O al menos, que tenemos cierto control. La sensación de que las cosas no dependen de nosotros nos angustia. 

¿Cómo gestionar el miedo al cambio? 

No hay una fórmula mágica para ello y está claro que cada realidad es única. Pero sí existen algunas ideas que te pueden ayudar a la hora de abordar esta nueva situación y este miedo:

- Prepárate mentalmente para la nueva situación y tómate un tiempo para visualizarla.

- Póntelo fácil: pregúntate qué necesitas, a nivel material y emocional. 

- Confía en tus recursos personales y en tus estrategias de afrontamiento.

- Empieza a elaborar el duelo por la pérdida, en caso de existir.

- Permítete sentir el miedo; no le tengas miedo, dialoga con él y trata de encontrarle el sentido. 

- Enfócate en tu nuevo presente.

Y tú, ¿alguna vez has sentido miedo al cambio? ¿Cómo lo has gestionado?  

Los cambios llegarán a nuestra vida siempre y de diferentes maneras. Por ello, es importante tomar conciencia del miedo que podamos sentir y darle su espacio. Es normal que los cambios nos asusten, porque a veces tambalean nuestra realidad, pero intenta encontrar el sentido a esa nueva realidad y a ese camino.