Sabemos que para obtener un peso saludable es importante qué alimentos
comemos al cabo del día y en qué cantidades.
Lo que muchos no saben es que también es muy importante la forma en que
distribuimos esa ingesta a lo largo de la jornada. Las funciones básicas
del cuerpo humano siguen unas pautas en su desarrollo a lo largo del tiempo; en
particular, la alimentación no requiere únicamente ingerir cierta cantidad de
nutrientes cada día, sino también que éstos se distribuyan correctamente en el
tiempo.
Hay olvidarse de la tradicional distribución de los alimentos en tres
comidas al día (desayuno, almuerzo y cena), para incluir otras dos de menor
volumen pero también importantes: un tentempié a media mañana y la merienda a
media tarde.
Con estas cinco comidas diarias perseguimos dos objetivos:
1. Evitar llegar a la comida o a
la cena con tanta hambre que nos demos un "atracón". Si no permitimos
que baje demasiado el nivel de glucosa en sangre (estado de
"hipoglucemia"), evitaremos la necesidad compulsiva de comer.
2. Evitar que el cuerpo sienta
demasiada escasez y reaccione rebajando el metabolismo y gastando menos
energía.
En cuanto a la distribución deseable del total de calorías diarias entre
estas cinco tomas, orientativamente puede ser: 25% en el desayuno, 10% a media
mañana, 30% en el almuerzo, 10% en la merienda y 25% en la cena.
Así, para adelgazar no debemos saltarnos ninguna comida,
especialmente el desayuno. Está ya absolutamente demostrado que saltarse el desayuno engorda.
Después del ayuno nocturno, el desayuno puede ser la comida más
importante del día pues, si es correcto en cuanto al tipo y cantidad de nutrientes, ayuda a
mantener estables los niveles de glucosa en la sangre y tiene efectos
beneficiosos sobre el apetito, la resistencia a la insulina y el metabolismo de
la energía.
Cinco comidas al día no significa que podamos picar entre
horas, que es malo porque no somos plenamente conscientes de lo que estamos
comiendo (aunque al cabo del día hayamos ingerido muchas calorías con el
picoteo, siempre tenemos la sensación de que sólo eran "cuatro
tonterías") y porque la carga calórica de lo que "picamos"
(snacks, galletas, aperitivos,...) suele ser mucho mayor que lo que nos ponemos
en el plato.
Es necesario que volvamos a escuchar a nuestro
cuerpo. Dejar de hacer cualquier cosa y concentrarnos en las sensaciones de
nuestro estómago, entender si nos está pidiendo algo o no.
De esta forma, sabríamos con qué frecuencia
hemos comenzado a comer algo sin tener hambre, o hemos continuado comiendo
mucho después de sentir la saciedad.
Está demostrado que cuando
comemos despacio comemos menos. Si se come con rapidez, no se da tiempo a que lleguen
al cerebro las señales de saciedad, y cuando llegan lo hacen tarde: ya hemos comido en
exceso. Sin embargo, si comemos despacio, masticando bien, saboreando cada
porción, ingiriendo trozos pequeños cada vez y haciendo pausas entre bocado y
bocado, estamos dando tiempo a nuestro estómago para informar al cerebro sobre
si hemos comido ya lo suficiente, evitando así que comamos en exceso.
En los últimos años se ha popularizado bastante la Dieta
Intuitiva o, mejor, la Alimentación Intuitiva, que promueve la necesidad de
volver a aprender a reconocer el hambre fisiológica y saber separarla del
hambre "psicológica", es decir, el deseo de comer derivado de
factores como el aburrimiento, la ansiedad, la tristeza, el aspecto atractivo
de ciertos alimentos, sus olores y sabores, normas sociales, costumbres
aprendidas en la infancia, etc. El objetivo último es aprender a controlar la
sensación de hambre, y comer sólo cuando se tiene y hasta saciarla.
Aunque no lo creas, comer despacio es un hábito que se puede adquirir
con la práctica. Para ello es importante evitar distracciones como la
televisión durante la comida, siendo plenamente conscientes de lo que estamos
haciendo y, como dijimos al principio, escuchando atentamente a nuestro cuerpo.
Cuando ya no sintamos hambre, soltaremos los cubiertos y dejaremos lo que quede
en el plato, pues eso no lo necesitamos y perjudica a un cuerpo con sobrepeso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario