jueves, 15 de noviembre de 2018

Mitos sobre Alimentación

La nutrición es uno de los temas en los que más confusión existe. 

Hoy en día conviven multitud de teorías, informaciones falsas y puntos de vista sobre cómo debemos alimentarnos, por lo que la mayoría de las personas se sienten muy perdidas a la hora de perder peso o estar más saludables. 

Por eso, en este artículo queremos hablarte de los mitos sobre alimentación más comunes.

Todos estos mitos han sido desmentidos por estudios científicos a lo largo de los años. Así, a día de hoy podemos estar seguros de que poco tienen que decirnos sobre cuál es la mejor manera de comer. 

Para cada uno de ellos, encontrarás una explicación sobre por qué se tomaron como ciertos y qué ha cambiado para que hayan sido desmontados.

Sin embargo, antes de verlos, intentaremos responder a por qué existen tantos mitos alrededor de la ciencia.

Mitos sobre alimentación: ¿por qué se producen?

La nutrición, al igual que la psicología o la medicina, es una ciencia relacionada directamente con el ser humano. 

Como tal, en muchas ocasiones los estudios clínicos que sobre el papel serían idóneos no se pueden realizar. 

Esto hace que el conocimiento en esta área sea mucho más difícil de desarrollar que en otros campos, como la física o la química donde las normas respecto a la manipulación son mucho menos restrictivas.

La mayoría de los estudios realizados en nutrición están basados en la estadística. Aunque los datos proporcionados por estas técnicas matemáticas son muy útiles, en general no nos permiten establecer causalidad. 

Es decir, la mayoría de las veces no podemos saber por qué se produce un resultado determinado.

Este es uno de los motivos que más mitos sostiene: hasta que no se realiza un estudio clínico, los datos obtenidos sobre nutrición siempre serán incompletos. 

Por ello, esta ciencia, joven en su desarrollo, aún no tiene todas las respuestas sobre lo que es saludable y lo que no.

Esto no quita para que en las últimas décadas se haya producido una explosión de conocimiento en este campo, principalmente debido a la preocupación causada por la epidemia de obesidad del mundo desarrollado. 

A continuación veremos cuáles son los principales mitos que han empezado a ser considerados como tales hace poco.

1- Comer demasiados huevos no es sano

Uno de los principales mitos sobre alimentación es el de que comer muchos huevos (especialmente sus yemas) puede traer toda clase de problemas. La idea se genera en la creencia de que consumir mucho colesterol hace que este aumente en nuestro cuerpo. Suena lógico, ¿verdad?

Pues bien, los últimos estudios muestran que nuestros niveles de colesterol no están tan condicionados por alimentos como los huevos. Hoy se sabe que nuestro cuerpo produce cuatro veces más cantidad de esta sustancia de la que somos capaces de comer en un día, por lo que el impacto de tomar huevos en la dieta no es muy grande en este sentido. Otra cuestión sería estudiar el impacto de aquellos alimentos con los que acompañamos a los huevos.

2- Comer grasa engorda

Otro de los principales mitos sobre alimentación es que comer demasiada grasa disparará nuestro peso. Sin embargo, hoy en día se sabe que esto no funciona exactamente así.

La creencia se originó al contar las calorías que tiene cada tipo de macronutriente: mientras que los carbohidratos y las proteínas tienen cuatro calorías por kilo, la grasa tiene nueve. Por lo tanto, es lógico pensar que si queremos perder peso, tendremos que comer más de los dos primeros tipos de nutrientes y menos del último.

Sin embargo, estudios recientes apunta a que, dentro de unos parámetros normales, el consumo de grasa bien integrado en nuestra dieta nos puede hacer perder peso. Esto ocurre porque esta sustancia está implicada en gran cantidad de procesos fundamentales para adelgazar, como la producción de testosterona, la sensación de saciedad o la aceleración del metabolismo basal (la velocidad a la que quemamos calorías de manera natural).

3- El desayuno es la comida más importante del día

Mi abuela siempre me repetía un dicho popular que resume uno de los principales mitos sobre alimentación: “desayuna como un rey, come como un príncipe y cena como un mendigo”. Este refrán se basa en la antigua creencia de que tomar un desayuno muy abundante es fundamental para funcionar correctamente a lo largo del día.

Aunque tomar un desayuno rico en nutrientes (como verduras y proteínas) puede darnos energía a lo largo de la jornada, lo cierto es que el típico desayuno occidental serviría para todo lo contrario. Al desayunar cereales o bollería, nuestro cuerpo sufrirá una serie de picos de insulina que nos darán una energía de corto recorrido.

Por lo tanto, las dos opciones más recomendadas por los expertos respecto al desayuno son:

Ingerir alimentos bajos en azúcar y que no sean pobres en grasas y proteínas.

Eliminar el desayuno, practicando lo que se conoce como ayuno intermitente.

Es probable que la reflexión que hemos realizado sobre estos mitos sobre alimentación te haya sorprendido: chocan frontalmente contra lo que hemos aprendido tradicionalmente sobre nutrición. 

Sin embargo, lo bueno de la ciencia es que va avanzando poco a poco según se recopilan nuevas evidencias. 

¿Quién sabe lo que descubriremos en el futuro sobre este campo tan importante para nuestra salud? Porque sí, lo que no es un mito es que “somos lo que comemos”.


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