jueves, 11 de abril de 2013

Motivación para adelgazar

La motivación para adelgazar es la clave del éxito de toda dieta para bajar peso ya que en caso contrario es muy fácil que la abandones rápidamente.

¿Por qué fracasan muchas dietas?

Realizar una dieta para bajar peso es una decisión importante,  en la cuál uno debe sentirse preparado y con fuerzas para dejar atrás los malos hábitos que lleva realizando y le está repercutiendo negativamente en su salud.
El perfil del paciente que viene a la consulta para perder peso suele ser una persona que ha perdido la confianza y con el paso del tiempo se ha ido dejando de cuidar.
El hecho de que la mayoría de los pacientes ya hayan hecho dietas anteriormente y no les ha ido del todo bien, hace que quieran ver resultados de inmediato y sus expectativas creadas sean difíciles de satisfacer a corto plazo o crean en dietas milagrosas.
Asimismo, algunos pacientes tienen malos recuerdos de las dietas anteriores porque eran muy estrictas y se acababan obsesionando contando calorías o matándose en el gimnasio. Todo esto conlleva a la falta de motivación para seguir el proceso terapéutico.

La pérdida de peso tiene que ser lenta

Hay que asimilar que la pérdida de peso tiene que ser lenta para que el cuerpo se vaya acostumbrando a un nuevo peso. Cuánto más tiempo estemos en un sobrepeso más tiempo durará el tratamiento y más tiempo tardará el organismo en adaptarse.
También hay que tener en cuenta que factores como algunos medicamentos, el metabolismo basal, enfermedades metabólicas como el hipotiroidismo o etapas del ciclo vital de la mujer como la menopausia, la actividad física y la adaptación del organismo al ejercicio físico y la composición corporal, entre otros, interfieren en la pérdida de peso.

La motivación para adelgazar ¿se tiene o se adquiere?

La motivación es la voluntad que estimula a hacer un esfuerzo para alcanzar un objetivo (en este caso bajar peso) que se ha propuesto e intentar mantenerse firme en esta meta. La motivación, que es un elemento determinante, se trata de una voluntad que hay que trabajar, ya que dependiendo de la persona, hay quien tiene mucha y quien no tanta.

¿Cómo potenciar la motivación?

Como no todo el mundo tiene la misma fuerza de voluntad y el proceso suele ser largo, se debe potenciar la motivación del paciente que quiere bajar peso. Este debe tener muy claro los beneficios que obtendrá a cambio si sigue el tratamiento dietético que el dietista le propone y la necesidad qué tiene de hacer un esfuerzo extra.
Algunos de ellos podrían ser: prevenir, recuperar o mejorar la salud; mejorar la autoestima e imagen personal (sentirse bien con su cuerpo); conocimientos sobre la alimentación equilibrada y estilo de vida saludable; establecer nuevas relaciones sociales si hacemos actividades físicas con más personas; mejorar su calidad de vida…
No hay que olvidar que si es posible, hay que implicar el entorno del paciente en el tratamiento para que éste se siente reconfortado por sus seres queridos y ellos puedan ser testimonios de la evolución, esfuerzo y voluntad que está haciendo.

¿Cuáles son los enemigos de la motivación?

La motivación para adelgazar tiene enemigos como la publicidad exagerada o engañosa (las dietas milagrosas y algunos suplementos dietéticos sin fundamento científico, mitos de algunas dietas), la falta de información de los alimentos light y la incompresibilidad del etiquetaje de los productos alimentarios.
También la presión social y los patrones de belleza actual que hacen que todo el mundo quiera ser halagado por su entorno social. Por otro lado, la inconstancia y la impaciencia, en un mundo en que todo lo tenemos de inmediato, son factores que suelen desanimar.
A la vez, la gran oferta y diversificación que hoy disponemos de alimentos también es un enemigo que nos distrae de nuestro objetivo que es bajar de peso.
Para obtener éxito en una dieta es clave recordar aquello de que un pensamiento crea una acción y una acción forja un hábito. Si se consigue el hábito, es muy probable que se consiga el objetivo, que es el que queremos, en este caso: perder peso.

Conclusión

Podemos afirmar, así que, es imprescindible que la motivación para adelgazar esté muy bien cuidada a lo largo de todo el tratamiento dietético. Es una batalla difícil pero hay que ser fuerte psicológicamente y dejarse ayudar por un especialista, que también tendrá la responsabilidad de hacer que su motivación esté en pie.


martes, 9 de abril de 2013

¿Por qué fracasan muchas dietas?


Realizar una dieta para bajar peso es una decisión importante,  en la cuál uno debe sentirse preparado y con fuerzas para dejar atrás los malos hábitos que lleva realizando y le está repercutiendo negativamente en su salud.


El perfil del paciente que viene a la consulta para perder peso suele ser una persona que ha perdido la confianza y con el paso del tiempo se ha ido dejando de cuidar.
El hecho de que la mayoría de los pacientes ya hayan hecho dietas anteriormente y no les ha ido del todo bien, hace que quieran ver resultados de inmediato y sus expectativas creadas sean difíciles de satisfacer a corto plazo o crean en dietas milagrosas.
Asimismo, algunos pacientes tienen malos recuerdos de las dietas anteriores porque eran muy estrictas y se acababan obsesionando contando calorías o matándose en el gimnasio. Todo esto conlleva a la falta de motivación para seguir el proceso terapéutico.

La pérdida de peso tiene que ser lenta

Hay que asimilar que la pérdida de peso tiene que ser lenta para que el cuerpo se vaya acostumbrando a un nuevo peso. Cuánto más tiempo estemos en un sobrepeso más tiempo durará el tratamiento y más tiempo tardará el organismo en adaptarse.
También hay que tener en cuenta que factores como algunos medicamentos, el metabolismo basal, enfermedades metabólicas como el hipotiroidismo o etapas del ciclo vital de la mujer como la menopausia, la actividad física y la adaptación del organismo al ejercicio físico y la composición corporal, entre otros, interfieren en la pérdida de peso.

La motivación para adelgazar ¿se tiene o se adquiere?

La motivación es la voluntad que estimula a hacer un esfuerzo para alcanzar un objetivo (en este caso bajar peso) que se ha propuesto e intentar mantenerse firme en esta meta. La motivación, que es un elemento determinante, se trata de una voluntad que hay que trabajar, ya que dependiendo de la persona, hay quien tiene mucha y quien no tanta.

¿Cómo potenciar la motivación?

Como no todo el mundo tiene la misma fuerza de voluntad y el proceso suele ser largo, se debe potenciar la motivación del paciente que quiere bajar peso. Este debe tener muy claro los beneficios que obtendrá a cambio si sigue el tratamiento dietético que el dietista le propone y la necesidad qué tiene de hacer un esfuerzo extra.
Algunos de ellos podrían ser: prevenir, recuperar o mejorar la salud; mejorar la autoestima e imagen personal (sentirse bien con su cuerpo); conocimientos sobre la alimentación equilibrada y estilo de vida saludable; establecer nuevas relaciones sociales si hacemos actividades físicas con más personas; mejorar su calidad de vida…
No hay que olvidar que si es posible, hay que implicar el entorno del paciente en el tratamiento para que éste se siente reconfortado por sus seres queridos y ellos puedan ser testimonios de la evolución, esfuerzo y voluntad que está haciendo.

¿Cuáles son los enemigos de la motivación?

La motivación para adelgazar tiene enemigos como la publicidad exagerada o engañosa (las dietas milagrosas y algunos suplementos dietéticos sin fundamento científico, mitos de algunas dietas), la falta de información de los alimentos light y la incompresibilidad del etiquetaje de los productos alimentarios.
También la presión social y los patrones de belleza actual que hacen que todo el mundo quiera ser halagado por su entorno social. Por otro lado, la inconstancia y la impaciencia, en un mundo en que todo lo tenemos de inmediato, son factores que suelen desanimar.
A la vez, la gran oferta y diversificación que hoy disponemos de alimentos también es un enemigo que nos distrae de nuestro objetivo que es bajar de peso.
Para obtener éxito en una dieta es clave recordar aquello de que un pensamiento crea una acción y una acción forja un hábito. Si se consigue el hábito, es muy probable que se consiga el objetivo, que es el que queremos, en este caso: perder peso.

Conclusión

Podemos afirmar, así que, es imprescindible que la motivación para adelgazar esté muy bien cuidada a lo largo de todo el tratamiento dietético. Es una batalla difícil pero hay que ser fuerte psicológicamente y dejarse ayudar por un especialista, que también tendrá la responsabilidad de hacer que su motivación esté en pie.