martes, 8 de febrero de 2022

¿Qué es el bienestar personal?

Nuestras emociones suelen llevar la voz cantante; por eso, no hay dos días iguales. Podemos encontrarnos muy activos y animados un día, y mañana ya no tanto.

Nuestras relaciones personales, el trabajo y también el tiempo pueden influir mucho en nuestras emociones.

A veces, parece que no podemos tener pleno control sobre ellas o, al menos, gestionarlas de tal manera que no terminen arruinándonos un día maravilloso. Pero, antes de empezar, es fundamental que quede muy claro que aquí no existen trucos. 

Solamente mucho trabajo, pues no lograremos conseguir el bienestar personal de la noche a la mañana. Requerirá de un proceso.

¿Por qué es importante el bienestar personal?

El bienestar personal es fundamental para nosotros porque nos hace sentir con ganas, felices, animados y satisfechos. No importa que haya ocurrido algo que nos haya desestabilizado emocionalmente porque vamos a saber qué hacer para recuperar ese bienestar personal. 

¿Qué es lo que nos brinda? Calma, paz y tranquilidad. La felicidad es otra cosa, aunque esto nos puede hacer sentir muy felices.

Ahora bien, disfrutar del bienestar no quiere decir que no vayan a surgir conflictos y problemas. Estos van a seguir apareciendo en nuestra vida porque forman parte de ella. El coche que se nos estropea y hay que llevarlo al taller, un compañero de trabajo que no está colaborando en una tarea o una tristeza que nos aborda porque ha pasado algo con una persona que nos ha dolido mucho.

Sin embargo, a pesar de todas estas circunstancias inesperadas es posible seguir teniendo bienestar personal. ¿Cómo se consigue esto? Pues adoptando una serie de hábitos en nuestro día a día que nos permitirán conocernos mejor, respirar en aquellas situaciones que nos pueden sacar de quicio y mantenernos centrados y equilibrados incluso en los momentos más caóticos.

5 consejos para conseguir el bienestar personal

Hay muchos consejos para conseguir el bienestar personal que nos va a traer mucha paz y tranquilidad. No obstante, para que funcionen es indispensable llevarlos a la práctica a diario. Esto nos permitirá adquirir ciertos hábitos positivos que llevaremos a cabo de manera automática con el paso del tiempo.

1. Cuidar la mente y el cuerpo

Muchas personas se enfocan mucho en cuidar el cuerpo, pero ¿qué ocurre con la mente? Tras haber pasado por una pandemia hay mucha ansiedad, estrés y miedo que nos afecta a diario. Por lo tanto, además de practicar ejercicio físico y alimentarnos lo mejor posible, es importante acudir a un profesional de la salud mental para que nos ayude a cuidar nuestra mente. Esto se consigue al:

  • Gestionar mejor nuestras emociones.
  • Cuidar de nuestras relaciones.
  • Aprender a relativizar los problemas.
  • Parar los pensamientos rumiantes.

2. Disfrutar del presente

Quizá nos hemos encontrado en varias ocasiones pensando «ya iré de viaje», «ya empezaré a caminar un poco más por la naturaleza» o «ya haré eso que tanto me gusta».

La vida no espera, por lo que una adecuada gestión del tiempo es vital para disfrutar ahora, no mañana ni pasado. El día tiene 24 horas y siempre podemos sacar un rato para hacer algo que nos gusta.

3. Vivir sin prisas

Nos encontramos en una sociedad en la que parece que hay que ir corriendo a todos lados y hacer muchas cosas. Pero ¿y si nos detuviésemos para no hacer nada por unos minutos? Meditar o hacer yoga, disfrutar de la lectura, sentarnos en un parque y observar nuestro entorno. Nos hemos olvidado de vivir y estamos siempre haciendo algo. Probemos a parar para mejorar nuestro bienestar.

4. Descansar bien

«Dormir bien es fundamental para un buen estado de salud». Irnos a la cama a la misma hora y dormir las que nos hagan falta (que pueden ser 6 u 8 horas) es imprescindible. Tendremos más ganas de afrontar el día, ser más productivos y tener tiempo libre para vivir sin tener que correr.

5. Cuidar nuestras relaciones

Esto tiene mucho que ver con el punto 2 en el que hablábamos de no postergar las cosas que realmente nos importan. Las relaciones personales nos enriquecen, nos hacen sentir bien y nos permiten reforzar vínculos. Por lo tanto, no las dejemos para otro día y démosles la prioridad que merecen. Hacerlo nos ayudará a disfrutar más de nuestro bienestar personal.

Lograr el bienestar personal: una prioridad

No es difícil tener bienestar personal, pero sí es verdad que hay que tener muy claras las prioridades y gestionar adecuadamente el tiempo. Dejar para mañana tareas del trabajo puede restarnos tiempo para nosotros mismos o a las personas que queremos. Nuestra vida debe tener un equilibrio donde comer bien y hacer ejercicio sean cosas que hagamos casi automáticamente.

Al igual que nos lavamos los dientes cada día después de comer, todos los consejos mencionados no deberían dar lugar a dudas ni a la posibilidad siquiera de pasarlos por alto. Cuidar de nuestro bienestar personal es ahora más importante que nunca y nadie lo va a hacer por nosotros.



lunes, 24 de enero de 2022

7 consejos para dejar de comer de más por las noches

Hace unas pocas horas cenaste y ya estás listo para irte a dormir, pero de repente tienes hambre. Entonces, abres la nevera y arrasas con lo primero que encuentras: un trozo de tarta, chocolate o cualquier resto de comida guardado. ¿Te pasa a menudo esta situación?

Como algo más antes de ir a dormir a pesar de haber cenado tiene consecuencias, desde la tripa hinchada hasta aumento de peso o riesgos cardiovasculares, además de una explicación.

Posibles causas de la alimentación nocturna

El picoteo y las comilonas después de la cena tienen una razón de ser. Identificarla te ayudará no solo a eliminar este hábito, sino también a poner una solución. A continuación, te mostramos las causas más frecuentes:

1. No nutrirse bien durante el día

Es muy probable que tu cuerpo aclame más comida por las noches si no te alimentas bien durante el día. Esto se debe a que el organismo necesita recursos para llevar a cabo las tareas nocturnas de descanso y regeneración, ya que el cerebro comenzará a exigir más nutrientes durante la noche. De ahí que tengas esa necesidad de comer cualquier alimento que se encuentre a tu paso, pues percibirá la situación como una emergencia física.

2. El ritmo circadiano

Investigadores de la Universidad de Harvard realizaron un estudio que explica cómo la biología influye en el hábito nocturno de comer. En dicha investigación, encontraron que el ritmo circadiano endógeno causa un aumento del apetito por las noches.

Los autores especulan que comer en exceso en altas horas de la noche puede haber ayudado a nuestros antepasados a almacenar energía para sobrevivir más tiempo, especialmente cuando escaseaba el alimento. Sin embargo, en la era actual, esta tendencia biológica ha promovido hábitos alimenticios poco saludables.

Asimismo, los investigadores sugieren que la regulación circadiana endógena de nuestro apetito nos deja con “una tendencia natural a omitir el desayuno en favor de comidas más abundantes por la noche”, lo cual se ha convertido en una rutina de alimentación cada vez más común en la actualidad.

Dicho esto, saltarse el desayuno y comer en exceso durante la noche representa un hábito vicioso, que puede convertirse fácilmente en un trastorno alimentario como el síndrome de alimentación nocturna.

3. Insomnio

El insomnio frecuente también guarda una estrecha relación con el hábito de comer más por las noches. Si no puedes dormir, probablemente tengas ganas de cocinar y devorar lo primero que encuentre tu insaciable estómago.

Además, si empiezas a fomentar este hábito, es probable que te sea más difícil conciliar el sueño por la noche, alimentando así un círculo vicioso de insomnio y hambre nocturna.

4. Malestar emocional

El estrés, la ansiedad, el aburrimiento, la tristeza o el enfado son algunas de las emociones y las situaciones que incitan a una persona a comer compulsivamente, como un intento de eliminar, calmar o modificar el malestar emocional experimentado.

En estos casos, la ingesta de alimentos nocturna puede ser una consecuencia del estado de ánimo y un intento de regulación emocional.

Cómo dejar de comer de más por las noches

Ahora bien, si deseas dejar de comer de más por las noches, puedes poner en práctica los siguientes consejos:

1. Incluye más proteínas a tus comidas

Una técnica que ha resultado efectiva para combatir los atracones nocturnos es la inclusión de más proteínas en la nutrición diaria. Con respecto a esto, la Academia de Nutrición y Dietética de Estados Unidos aconseja consumir entre 20 a 25 gramos de proteína durante el día.

Para lograr este objetivo, los especialistas recomiendan reducir las porciones de carne animal y aumentar las ingestas de tipo vegetal. Algunos de los productos con proteínas vegetales que recomiendan son la crema de cacahuete (sin azúcares añadidos), las judías pintas o la avena.

2. Cena más tarde

Si el hambre se presenta a altas horas de la noche, una buena opción para aliviarla es postergar la hora de cenar. Incluso a este hábito se le puede añadir un desayuno más tempranero. Así, la brecha de tiempo entre comidas se reduce y las ganas de comer pueden ser más controlables.

Es importante que tengas en cuenta que el horario de la cena no debe ser muy tarde, sino tendrás problemas para querer desayunar por la mañana. Lo ideal es que personalices el horario de comidas acorde a tus necesidades individuales. 

3. Aliméntate de forma sana durante el día

Otro aspecto a considerar es la satisfacción que provoca la comida durante el día, porque comer de más por las noches también puede ser el resultado de una ingesta de alimentos diurna excesivamente restringida.

Si eres demasiado cauteloso con el tipo y la cantidad de alimentos que consumes durante el día puedes sentir que estás renunciando a la satisfacción de los alimentos por completo.

A la larga, terminará afectando tus hábitos alimenticios de forma negativa, pues cuando comemos sin satisfacción durante el día, la idea de comer en exceso después de la cena se vuelve más atractiva.

4. Pregúntate para qué quieres picar

Como ya dijimos, las emociones juegan un rol importante en la ingesta de alimentos. Es probable que el hambre nocturna no se deba a un déficit de nutrientes, sino a un estado emocional que no sabes cómo gestionar.

Según lo anterior, antes de abrir el refrigerador por las noches, pregúntate: “¿realmente tengo hambre?, ¿tengo sed?, ¿estoy cansado?, ¿aburrido?, ¿triste?, ¿estresado?”. Responder a estas preguntas puede ayudarte a replantearte la opción de picar durante la noche.

5. Cambia tus hábitos de después de cenar

Es probable que el antojo tras la cena se haya convertido en una costumbre y que tu mente relacione cierta actividad habitual con la acción de comer algo específico. Por ejemplo, si acostumbras a comer un snack viendo una serie antes de dormir, seguramente te costará realizar esta actividad si no consumes algún alimento.

Si este es tu caso, sustituye esos hábitos por otros más saludables o relajantes, como dar un paseo, leer, escuchar música o practicar yoga. Si aún persiste tu afán por comer, lo mejor es que optes por una ración pequeña de alimentos sanos.

La Academia de Nutrición y Dietética de Estados Unidos sugiere los siguientes: yogur griego, fruta, frutos secos, verduras con hummus o palomitas de maíz sin mantequilla.

6. Evita saltarte el desayuno

Un estudio encontró que comer en exceso a altas horas de la noche se asocia con menos calorías consumidas en el desayuno o con saltarse este. Asimismo, observaron que se desarrolló un ciclo que incluía no desayunar, comer en exceso en la cena y picar a altas horas de la noche, lo que creó una tendencia obstinada en los horarios de alimentación de los individuos.

7. Come con consciencia

Dedicamos mucho tiempo a las pantallas digitales, dejando que la vida pase sin darnos cuenta y sin atender a lo necesario; incluso, nuestras comidas las llevamos a cabo de manera inconsciente mientras atendemos nuestros teléfonos o vemos televisión. En estos casos, es muy común llevar a cabo un consumo abusivo.

Cuando comemos frente a una pantalla o tenemos enfrente otros estímulos el cuerpo desatiende las señales que le informan de su ingesta, provocando que comamos de más durante las comidas o entre ellas.