martes, 24 de octubre de 2017

Alimentos para combatir el frío sin subir de peso

Si bien abrigarnos sirve de algo, también es necesario consumir alimentos que nos ayuden a entrar en calor. 
El problema, es que muchas de esas comidas útiles para capear el frío son ricos en calorías, lo que se puede traducir en un aumento de peso.
A continuación te contamos qué puedes comer para combatir las bajas temperaturas sin necesidad de descuidar tu figura
Pon atención.
Sopas y caldos. 
El consumo de éstos ayudan a que nuestro cuerpo se mantenga hidratado y con una temperatura adecuada. Eso sí, para no subir de peso, debes dejar de lado aquellas tipo crema o con muchas grasas, y optar por sopas de verdura o pollo. Ésta última además tiene propiedades antiinflamatorias y son útiles para combatir los síntomas de las infecciones respiratorias.
Legumbres. 
No sólo ayudan a mantener la temperatura corporal, además son bajas en grasa, ricas en fibra y buenas para tu metabolismo. También contienen proteínas, minerales, vitamina B1, B2, B6, niacina y folatos.
Grasas saludables. 
En lugar de consumir alimentos altos en grasa para combatir el frío, puedes optar por grasas saludables como el Omega 3 presente en alimentos como el salmón, jurel, atún, caballa, sardina, semillas y aceite de linaza, aceite de canola, aceite de soya, semilla o aceite de chía y nueces.
Condimentos sanos. 
Te recomendamos condimentar tus comidas con cebolla, ajo y jengibre. Éstos son ideales para el frío y también para fortalecer el sistema inmunológico. Por ejemplo, el ajo contiene alicina, el cual posee propiedades antibióticos y antioxidantes, lo que te ayudará a protegerte de la gripe y el resfrío. Por otro lado, la cebolla tiene muchas vitaminas y el jengibre tiene efectos antiinflamatorias y expectorantes.
Infusiones. 
Mantenerse hidratado también es importante, sobretodo porque ayuda a aliviar la mucosidad de resfríos o gripe. Para el frío lo ideal son los líquidos calientes, que además son buenos para cuando nos duele la garganta o estamos congestionados. Opte por el té en sus diversas variedades, infusiones de hierbas y café.
DATO.
Evita el consumo de alcohol para combatir el frío porque su efecto es momentáneo y es producido por un aumento de la circulación de la sangre. Sin embargo, cuando esto pasa, puedes incluso sentir más frío.




domingo, 15 de octubre de 2017

Señales de que te falta inteligencia emocional

Décadas de investigación han demostrado que la inteligencia emocional es un factor crítico que hace que las personas se destaquen del resto.

La conexión de este índice con el éxito es tan grande que el 90% de los mejores profesionistas tienen una alta inteligencia emocional. 

La inteligencia emocional es “algo” dentro de todos nosotros que es intangible. Afecta cómo manejamos nuestro comportamiento, navegamos las complejidades sociales y tomamos decisiones para alcanzar resultados positivos. 

A pesar de su importancia, es difícil saber realmente cuánta inteligencia emocional tiene una persona y qué se puede hacer para mejorarla. Se pueden tomar pruebas validadas científicamente, pero lamentablemente no son gratuitas

1. Te estresas con facilidad
Cuando te comes tus sentimientos, estos se acumulan hasta generar sensaciones como tensión, estrés y ansiedad. Las emociones ignoradas dañan el cuerpo y la mente. La inteligencia emocional te ayuda a manejar mejor el estrés al ayudarte a identificar las situaciones que te agobian y a enfrentarlas adecuadamente a tiempo. 

Las personas que no usan su inteligencia emocional tienden a apoyarse en otros métodos, menos saludables, para manejar la presión. Tienen el doble de posibilidades de experimentar ansiedad, depresión, abuso de sustancias e incluso de intentar el suicidio. 

2. Te cuesta trabajo ser asertivo 
Las personas con buena inteligencia emocional tienen un buen balance de buenos modales, empatía y cordialidad, pero son capaces de establecer límites. Esta combinación es ideal para manejar los conflictos. Cuando la mayoría de la gente está enojada, estas personas con buena IE se mantienen calmadas y balanceadas ya que se alejan de las emociones mal manejadas. Esto les permite neutralizar a las personas difíciles o tóxicas sin generar enemigos. 

3. Tienes un vocabulario emocional limitado
Todas las personas expresamos emociones, pero solo unas cuantas son capaces de identificarlas con claridad mientras ocurren. Nuestra investigación arroja que solo el 36% de las personas pueden hacer esto, lo cual es problemático porque las emociones poco entendidas generalmente causan malos entendidos, elecciones irracionales y acciones contra productivas. Las personas con buena IE dominan sus emociones porque saben identificarlas y tienen un gran vocabulario para nombrarlas. Muchas personas simplemente definen su estado de ánimo como “malo”, las emocionalmente inteligentes saben decir “frustrado”, “ansioso”, “irritable”, etc. Cuanto más específica sea la palabra, mejor conocimiento tendrás de qué estás sintiendo, qué causa la sensación y qué hacer al respecto. 

4. Asumes cosas rápidamente y defiendes tus posturas con vehemencia
Las personas que carecen IE forman opiniones rápidamente y sucumben a información vaga, que apoye sus propias posturas e ignoran cualquier cosa que pueda llevarles la contraria. Muy frecuentemente, discuten ad nauseam para defender un punto. Esto es especialmente peligroso para los líderes, pues sus ideas poco analizadas se pueden volver la estrategia de todo un equipo. Las personas emocionalmente inteligente marinan sus pensamientos porque saben que las reacciones iniciales se mueven por los sentimientos. Dejan que sus pensamientos se desarrollen y consideran consecuencias y contrargumentos posibles. Luego comunican su idea de la manera más efectiva posible, considerando las opiniones de la audiencia. 

5. Guardas rencores
Las emociones negativas que vienen con los rencores son, de hecho, una respuesta al estrés. Solo pensar en la ofensa que recibiste hace que tu cuerpo entre en “modo de supervivencia”, un mecanismo que hace que te levantes y pelees o salgas corriendo ante una amenaza. Cuando el peligro es inminente, esta reacción es esencial para sobrevivir, pero cuando el peligro ya pasó, guardar ese estrés es muy dañino para ale cuerpo y puede tener consecuencias devastadoras con el tiempo. De hecho, investigadores de la Universidad Emory descubrieron que guardar el estrés contribuye a tener presión alta y enfermedades del corazón. Guardar un rencor significa que estás guardando el estrés de un enojo y las personas emocionalmente inteligentes saben que deben evitar esto. Soltar las cosas no solo te hace sentir mejor, también puede ayudar a tu salud. 

6. No sueltas tus errores
Las personas emocionalmente inteligentes se alejan de sus errores, pero no los olvidan. Al mantenerlos a una distancia prudente pueden recordar las enseñanzas que dejaron para alcanzar el éxito futuro, pero no dejan que los detengan. Saben manejar muy bien la delgada línea entre recordar y revivir.  Revivir demasiado los errores hace que te dé ansiedad y miedo de intentar cosas nuevas, mientras que olvidarlos por completo hace que los repitas. La clave del balance está en tu habilidad de transformar los fracasos en lecciones que te ayuden a mejorar. 

7. Sientes que la gente no te entiende
Cuando te falta inteligencia emocional es difícil entender cómo te ven los demás. Te sientes poco entendido porque no puedes dar tus mensajes de la manera correcta. Las personas con alta IE saben que aun con práctica no siempre se da una comunicación 100% efectiva. Saben darse cuenta cuando las personas no los están entendiendo, ajustan su estrategia y recomunican su idea hasta que se dan a entender.

8. No sabes cuáles son tus disparadores (triggers)
Todos tenemos disparadores, situaciones o personas que nos presionan y nos llevan a actuar de manera impulsiva. Las personas emocionalmente inteligentes estudian estos triggers y evitan las situaciones o individuos que les pueden hacer perder la cabeza. 

9. No te enojas
No es que las personas emocionalmente inteligentes no se enojen, pero manejan mejor sus molestias para obtener el mejor resultado posible. A veces esto es simplemente mostrar que estás enojado, triste o frustrado. Ocultar tus emociones constantemente con una falsa actitud positiva no es genuino ni productivo. Las personas con buena IE emplean las emociones negativas y positivas en las situaciones correctas.

10. Culpas a otros por cómo te hacen sentir
Las emociones vienen de dentro. Es muy tentador atribuir tus sentimientos a las acciones de otros, pero debes tomar responsabilidad por ellas. NADIE PUEDE HACERTE SENTIR ALGO QUE TU NO QUIERAS SENTIR. Pensar lo contrario solo te frena. 

11. Te ofendes con facilidad
Si sabes muy bien quién eres, es difícil que las cosas que otros dicen o hacen respecto a ti te molesten. Las personas con sanidad emocional son seguras y de mente abierta. Incluso pueden burlarse de sí mismas porque saben muy bien cual es límite entre el humor y la degradación. 

En conclusión… 

A diferencia del IQ, la IE es muy maleable. Puedes entrenar a tu cerebro repitiendo actitudes y acciones inteligentes. Cuando tu cerebro refuerza estos comportamientos, las respuestas anteriores se van borrando de los caminos neuronales. Antes de que te des cuenta, estarás respondiendo con más inteligencia emocional


miércoles, 4 de octubre de 2017

¿Qué es la alimentación emocional?

Cuando el hecho de comer no responde a la necesidad física de alimentarnos sino a un estado de ánimo concreto, hablamos de alimentación emocional. Es un fenómeno normal porque a veces, simplemente, nos apetece un capricho, algo dulce o salado. No tiene mayor importancia, pero cuando esta situación se repite, incluso de manera compulsiva, la ingesta de alimentos puede esconder carencias emocionales o u otro tipo de trastornos.
Este es un tema complejo al que hay que prestarle la debida atención porque puede derivar en problemas de salud, desde el sobrepeso, la obesidad o la desnutrición, hasta la bulimia o la anorexia.
Se supone que comemos para cubrir las necesidades de macro y micronutrientes que requiere nuestro organismo para desarrollarse y funcionar correctamente, es decir, deberíamos alimentarnos, cuando tuviésemos hambre, pero ésta no es siempre la realidad.
Ejemplos de alimentación emocional
Muchas personas utilizan la dieta como refugio o vía de escape frente a una situación, normalmente negativa, ante la que se sienten impotentes. Ejemplos hay muchos:
  • Buscar consuelo en la comida, y sobre todo en los dulces, ante un desengaño amoroso, una mala situación familiar o una discusión en el trabajo.
  • Darse un atracón de comida poco sana en un momento de tensión o en un periodo de estrés continuado.
  • Negarse a ingerir cualquier alimento por un disgusto o por un estado depresivo generalizado.
  • Comer en exceso, o dejar de hacerlo, por baja autoestima (en muchos casos relacionados con el propio aspecto físico).
  • Recurrir constantemente a un mismo tipo de comida (snacks, refrescos, fast food…) o por ejemplo, no poder parar de comer algunos frutos secos como las pipas.
  • También ocurre, en casos menos habituales, celebrar cualquier buena noticia con una ingesta excesiva de alimentos.
Todos estos ejemplos pueden indicar que nuestra alimentación depende de nuestras emociones y no realmente de nuestras necesidades nutricionales.
¿Qué causa la alimentación emocional?
No hay que ser alarmistas y siempre debemos tener claro que, de vez en cuando… ¿quién no se ha dado el gustazo de tomar un buen helado de chocolate para olvidar las penas después de un pequeño disgusto? En el fondo, eso es alimentación emocional, pero no es un gesto que deba preocuparnos. El problema surge cuando nos alimentamos, constantemente, según nuestros sentimientos.
En estos casos, la comida puede convertirse en nuestro mejor consuelo o incluso en una forma de autocastigo. Si surgen ideas como: “Me he ganado tomarme cuatro hamburguesas por la injusticia laboral que acabo de sufrir” o “No pienso comer nada porque nadie me quiere por mi sobrepeso”, este tipo de situaciones son realmente delicadas y requieren ayuda psicológica.
Normalmente las personas que basan su alimentación en las emociones esconden algún tipo de carencia: falta de afecto, baja autoestima, inseguridad y miedos, trastornos nerviosos, excesiva preocupación por un problema puntual… la comida, o la falta de ella, canaliza sus emociones, sin tener nada que ver con el hambre o con el deseo de degustar una deliciosa receta.
¿Qué consecuencias puede tener la alimentación emocional?
La alimentación emocional suele traer como consecuencia importantes fluctuaciones en el peso porque a los periodos de gran ingesta de alimentos, se suceden otros de mínimo consumo de nutrientes. Detrás de una extrema delgadez o de un problema de sobrepeso puede estar este mal hábito alimenticio. En la mayoría de los casos, la situación se agrava porque tras la ingesta de comida innecesaria aparecen el remordimiento y el sentimiento de culpa, creándose un peligroso círculo vicioso.
En resumen, no siempre comemos por hambre, lo hacemos porque nos apetece, pero si ligamos permanentemente nuestra dieta a nuestras emociones es algo que no nos beneficia y que deberíamos corregir para evitar males mayores.