Como todo el mundo sabe, nuestro organismo
está expuesto constantemente a la
potencial invasión de numerosas sustancias patógenas que pueden llevarnos a
enfermar: virus, bacterias, hongos, etc.
La dieta inadecuada es un factor
externo que puede afectar a nuestras
defensas, sobre todo cuando interaccionan con otros factores como los
bruscos cambios de temperatura del otoño, el estrés prolongado, la falta de sueño, actitudes y emociones agresivas, consumo de fármacos, etc.
Ante los cambios de estación es muy
importante cuidar
lo que comemos para fortalecer nuestro sistema
inmune.
Algunos signos nos advierten que
nuestras defensas se encuentran bajas:
- Los fumadores pueden tener dolor de garganta dando la impresión de estar cogiendo un resfriado que al final no llega,
- Pueden aparecer pupas en los labios,
- Cansancio mayor de la habitual,
- Heridas que tardan en cicatrizar,
- Dolores musculares sin haber hecho ejercicio,
- Debilidad del cabello...
Qué
comer y que no Comer
La mayor parte de los problemas de
tipo inmune se deben al
maltrato dado al sistema digestivo por una alimentación inadecuada -con escasez de fibra y exceso de
alimentos fritos y grasas saturadas- así como a la ingesta de café, leche,
azúcar y alcohol, a lo que hay que unir el consumo elevado de antibióticos,
corticoides, laxantes, inmunodepresores, etc. y las infecciones intestinales.
No existe ningún otro alimento como
las
frutas y verduras que posean tantos antioxidantes que transformen tus células en
fortalezas contra los radicales libres.
Por eso, toma
al día al menos 5 piezas de fruta, verdura o jugo de fruta.
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