Tus problemas pueden ser un muro o una puerta y el que sea una cosa o la otra dependerá de algo más que de tu actitud o enfoque personal.
Admitámoslo, hay veces en que la adversidad nos llega sin avisar y por mucho que lo busquemos, no encontramos ni el ánimo ni la motivación para encararla.
Es decir, no siempre podemos estar al 200 % ante cada desafío que nos llega. Y eso es normal.
Aunque lo cierto es que como bien decía Albert Einstein, antes de solucionar un problema lo más importante es entenderlo.
Para algo así se necesita tiempo y claridad mental. Por tanto, algo que debemos entender en primer lugar es que no estamos hechos de algoritmos, cables o subrutinas.
No somos máquinas, somos personas y sentirnos asustados o impactados por los imprevistos es algo comprensible y habitual.
No obstante, nada es tan importante como comprender cada una de nuestras reacciones y tener además en el bolsillo adecuadas estrategias.
Nadie llega a este mundo con un manual bajo el brazo con una solución para cada brecha del destino.
Vivir es improvisar, probar, errar y volver a intentarlo.
No siempre estamos preparados para afrontar un problema.
Nadie puede responder ante una situación complicada de manera rápida e instantánea. Por tanto, sentirnos abrumados e incluso asustados al inicio es normal y permisible.
Forma parte de la adaptación a la realidad. No debemos juzgarnos por sentirnos colapsados en un primer momento.
Debemos darnos tiempo y habituarnos a lo que nos demanda ese problema, esa incertidumbre, ese giro en el camino.
Lo esencial es lograr un estado mental relajado, es que solo a través de una mente relajada se llevan a cabo las conexiones cerebrales más profundas. Esto se traduce en estrategias de respuesta más innovadoras y creativas.
Todo problema tiene dos salidas: o lo afrontas o lo aceptas. Nos encantaría poder decir aquello de que de todo cruce de caminos se sale o más aún, que toda adversidad tiene su airoso y positivo final. Sin embargo, como bien sabemos, esta regla de tres no siempre se cumple.
Hay situaciones que no tiene solución y ante las que solo cabe la aceptación.
Hay vivencias de las que no podemos aprender nada porque lo único que esperamos de ellas es que pasen. Aún así, todos estos eventos son situaciones que nos habilitan en el viaje de la vida. Lo importante es tener presente que siempre estamos obligados a responder ante cada situación nueva o inesperada.
Y si bien es cierto que tus problemas pueden ser un muro o una puerta, recuerda que por muy altos que sean los muros, se pueden escalar y sobrepasarlos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario