¿Sabes quiénes son tus mejores clientes? Primero, identifícalos. Luego, enamóralos y construye una relación a largo plazo para que no te cambien a la primera.
Un clásico error que cometen los pequeños y medianos
empresarios es asumir que más clientes significan más negocios. El sentido
común dice que para que una empresa vaya mejor, es necesario atraer másclientela y que más gente la conozca. Y esto es, en efecto, un principio más o
menos obvio. Pero no siempre lo obvio es lo más acertado. Una perspectiva más
inteligente es pensar a largo plazo, de manera estratégica. Y es que,
realmente, ¿para qué se necesitan tantos clientes?
En primer lugar, recuerda que cuesta mucho dinero hacer crecer la cartera de clientes. Por cada persona que dice "sí", habrá 10, 20 ó 100 que digan que "no" (dependiendo del giro). Por eso son tan caras las campañas masivas de publicidad, pues su alto alcance e impacto permite llevar el mensaje a un mayor número de individuos.
En primer lugar, recuerda que cuesta mucho dinero hacer crecer la cartera de clientes. Por cada persona que dice "sí", habrá 10, 20 ó 100 que digan que "no" (dependiendo del giro). Por eso son tan caras las campañas masivas de publicidad, pues su alto alcance e impacto permite llevar el mensaje a un mayor número de individuos.
Recuerda que una empresa que atrae a 1,000 clientes
nuevos en un año, no necesariamente genera 1,000 negocios. En ocasiones,
algunos dan más dolores de cabeza que utilidades. A veces, los gastos de
administración para carteras enormes superan las ganancias marginales de muchos
de esos clientes. Es mejor venderle mucho a pocos, que poco a muchos.
Finalmente, ¿qué caso tiene atraer a 1,000 clientes,
si 900 no te volverán a comprar? Por todo esto, pensar a largo plazo
forzosamente lleva a un tema clave: aprender a retener a los clientes. En esta
lógica, conviene más conservar a nuestros mejores consumidores y hacer que esas
relaciones crezcan, que cazar a ciegas a más prospectos.
Elige a los más rentables
El cliente con cierta antigüedad presenta mayores
índices de satisfacción y está más dispuesto a adquirir nuevos productos y
servicios. Además, se vuelve el mejor aliado para que recomiende a la empresa
entre sus amigos y conocidos. Es muy importante distinguir que retención declientes tampoco es lo mismo que lealtad.
Ésta última se adquiere después de
años de proporcionar un servicio consistentemente excelente y no se mide con
tarjetas de puntos, sino con una convicción personal del consumidor hacia una
determinada marca a la cual quiere y en la que confía. El primer paso para
alcanzar la lealtad de un cliente es retenerlo.
La mala noticia es que es cada vez es más difícil
retener al consumidor actual. ¿Por qué? Principalmente por los cambios en su
estilo de vida. Hoy existen miles de opciones tanto de consumo como de
entretenimiento, información y relaciones. Algunas otras razones que explican
este fenómeno son:
Abundancia de ofertas. Para cada necesidad existe una gran
variedad de productos o servicios que intentarán satisfacerla.
Uniformidad de las ofertas. A pesar de que uno de los
principios de la estrategia competitiva es lograr diferenciarnos, lo cierto es
que casi todos los productos y servicios dentro de una categoría ofrecen
básicamente lo mismo. Piensa en bancos, tiendas de autoservicio, cines, aguas
embotelladas o aderezos para ensaladas.
Un consumidor más informado. Se trata de individuos que no creen
en todo lo que dice la publicidad y asumen un rol más activo a la hora de
investigar opciones y comparar atributos, precios y garantías.
Derechos adquiridos. Los programas de retención declientes que se basan en puntos o descuentos dejaron de ser valiosos. Ya no
representan un "plus" porque casi todos los manejan. Ante este
escenario, el consumidor se siente con "el derecho" de exigir una
recompensa por sus compras.
A pesar de estas barreras, y precisamente debido a
ellas, una empresa inteligente debe saber cómo retener a sus clientes para
crear relaciones a largo plazo con ellos, aminorando sus gastos de marketing y
maximizando sus utilidades. Ahora bien, ¿cómo lograrlo?
1. Define qué tipo de retención es la que deseas
provocar. Hay muchas
maneras de hacer que los clientes se mantengan activos. Por ejemplo, podrías
incrementar la frecuencia de compra mensual. Si es de dos compras al mes, el
objetivo sería aumentar ese número a tres o cuatro. O buscar que el monto de
las compras aumente: si la cuenta promedio es de $300, la meta sería elevar la
cifra a $400 ó $500.
2. Establece alguna mecánica promocional básica. Aunque estos esquemas ya no son innovadores,
ninguna empresa puede ignorarlos. Un esquema básico es una promoción que se
vuelve permanente, como es el caso de los "martes de 2x1" de Domino's
Pizza o las "ventas de inventario de Aviacsa". Estas ofertas están
diseñadas para incentivar la compra de manera constante. Así que el siguiente
paso para lograr los objetivos de retención es poner en marcha una oferta que
motive el comportamiento esperado. Si deseas aumentar el monto promedio de tus
transacciones, puedes regalar un boleto para una rifa semanal en la compra
mínima de $500.
3. Procura tener en existencia todos tus productos. Piensa en los lugares donde haces
tus compras cotidianas, por ejemplo, de material de limpieza o de cuidado
personal. Seguramente acudes a la tienda en la que siempre encuentras lo que
quieres. Haz lo mismo en tu empresa. Asegúrate de tener suficiente producto en
existencia para que el cliente siempre encuentre lo que busca. Es muy simple:
una compañía donde falta oferta pierde muchas ventas.
4. Ofrece siempre cosas nuevas. Una vez aseguradas las existencias,
lanza nuevos productos al mercado. Si bien es cierto que el consumidor busca
fiabilidad, también desea novedades. Cada determinado tiempo puedes realizar
ventas especiales de productos importados. "Cada quincena un país",
por ejemplo. Si ofreces variedad, el consumidor regresará una y otra vez para
ver qué novedades encuentra.
5. No descuides el servicio. A nadie le gusta estar donde lo
traten mal. En tu empresa, ¿tus clientes van por gusto o porque no les queda de
otra? Si la respuesta es la segunda, entonces te dejarán al momento en que
aparezca otra alternativa. El mejor antídoto para evitar que esto suceda es
ofrecer siempre un servicio extraordinario. Maneja un trato personal, procura
recordar el nombre de los clientes e incluye servicios complementarios.
¿Cuáles? Hoy casi nadie da estacionamiento gratis con boleto sellado, pero es
una de las mejores estrategias de servicio complementario. Otro ejemplo son
algunas agencias de servicio automotriz de Toyota que llevan a sus clientes a
un centro comercial mientras el vehículo es atendido. Una empresa que ofrece
mal servicio merece que sus clientes se vayan y no regresen.
6. Identifica a tus clientes premium. Son aquellos que compran mucho más
que los demás. Recuerda que generalmente el 70% de las utilidades provienen
sólo del 30% de los clientes. ¿Sabes quiénes son? Una vez que los detectes
pregúntate ¿cuánto perderías si en uno, dos o cinco años alguno de ellos se va?
Haz una segmentación de tu clientela con base en frecuencia, monto de compra y
valor económico futuro. Y trátalos diferente. Ofrece mejores condiciones de
compra, servicios innovadores y un trato exclusivo. No tiene nada de malo,
porque lo cierto es que "hay de clientes a clientes". Ten cuidado a
la hora de comunicar esta diferencia. Que todos sepan que al volverse un
"cliente premium" serán tratados diferente, pero no muestres
abiertamente esas diferencias. ¿Cómo te sentirías si después de 45 minutos de
esperar en la fila de un banco, llegara alguien, se formara en el área de
"clientes preferentes", y entrara y saliera en menos cinco minutos?
7. Brinda seguridad. En todas las compras intervienen
diversos factores de riesgo. Los dos más comunes son el funcional y el
financiero. El primero es el riesgo a que el producto o servicio no funcione
como debiera y, el segundo, es el riesgo de pagar más por algo que vale menos.
Una forma de hacer que tus clientes siempre se queden contigo es minimizando
esos riesgos. Ofrece garantías honestas y generosas por mal funcionamiento.
Establece políticas por las que igualarías el precio o incluso harías una
rebaja adicional si el cliente encuentra el mismo producto más barato en otro
lado. Y lo más importante: comunica las garantías y cúmplelas.
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