martes, 26 de junio de 2018

Alimentos Funcionales: ¿Qué son? Propiedades, Beneficios y Contraindicaciones

Desde hace años se dispone de evidencias científicas sobre la relación entre la alimentación y la salud, particularmente en enfermedades cardiovasculares, algunos tipos de cáncer y otras enfermedades degenerativas. 

Trabajos científicos han avalado a constituyentes de los alimentos como ingredientes de interés para la salud: componentes derivados de las proteínas, lípidos, oligosacáridos, minerales, vitaminas y antioxidantes, entre otros.

En las sociedades industrializadas, se demandan cada vez más alimentos que proporcionen beneficios para la salud o la reducción del riesgo de sufrir enfermedades, lo que se denominan alimentos funcionales. 

Los desarrollos tecnológicos en este campo han sido espectaculares en todo el mundo y estos productos serán probablemente la herramienta más importante de la Ciencia de la Nutrición en el futuro.

¿Qué son los alimentos funcionales?

Aunque no existe una definición consensuada, los organismos o agencias oficiales encargados de vigilar la salud alimentaria los describen en términos similares. El International Food Information Council (IFIC) Foundation, o Fundación del Consejo Internacional de Información Alimentaria, se refiere a ellos como «alimentos o componentes en la dieta que pueden aportar un beneficio para la salud más allá de la nutrición básica». Lo hace en este artículo, donde además nos muestra una lista detallada de componentes funcionales.
Todos convienen en considerar a los alimentos funcionalesAF en su forma abreviada, como aquellos cuyo consumo, por sus propiedades nutritivas, contribuye a mantener o mejorar nuestro estado de salud. Se trata alimentos que contienen alguna sustancia que, además de nutrir, otorga beneficios para el organismo.
Un alimento puede ser funcional cuando, durante su procesado se (Extraído del informe del programa FUFOSE, Functional Food Science in Europe):
  • Incrementa la concentración de uno de sus componentes naturales. Es lo que se conoce como fortificación.
  • Adiciona un componente que normalmente no está presente.
  • Sustituye un componente natural por otro con efectos beneficiosos. Por ejemplo, reemplazo de macronutrientes como las grasas.
  • Incrementa la biodisponibilidad o la estabilidad de un componente con efectos favorables.
  • Reduce o elimina un componente alimenticio causante de un trastorno o enfermedad. Un ejemplo es la supresión de sustancias alergénicas, o alérgenos, como la lactosa o el gluten.
  • Cualquier combinación de las anteriores operaciones.
A los alimentos funcionales se les agregan componentes biológicamente activos como fibra alimentaria o dietética, azúcares de baja energía, ácidos grasos insaturados, aminoácidos, vitaminas y minerales, fitoesteroles, antioxidantes, bacterias ácido-lácticas (probióticos), fructo-oligosacáridos (prebióticos) o sustancias excitantes y tranquilizantes.
Algunos ejemplos de alimentos funcionales naturales comunes en el mercado, junto con sus correspondientes componentes funcionales, son:
  • Huevos enriquecidos con ácidos grasos omega-3.
  • Cereales fortificados con fibra alimentaria, vitaminas como la B9 (o ácido fólico) y minerales.
  • Zumos enriquecidos con vitaminas y minerales.
  • Leche y yogures fermentados con cultivos probióticos.
  • Leches de fórmulas infantiles.
  • Margarinas con fitoesteroles (benecol).
También encontramos pan enriquecido con fibra dietética y ácido fólico o sal yodada (con yodo).

Propiedades de los alimentos funcionales

El incremento del consumo de alimentos funcionales naturales por parte de la población ha hecho que crezca la necesidad de una regulación específica y de una mayor investigación con objeto de demostrar científicamente su eficacia. Según determinadas publicaciones, sus propiedades apuntan a:
  • Funciones gastrointestinales. Los probióticos, los prebióticos (fibra soluble) y los alimentos ricos en fibra alimentaria o dietética (tanto soluble como insoluble) mejoran la flora y el tránsito intestinales.
  • Propiedades antioxidantes. Algunos alimentos contienen componentes que pueden resultar eficaces contra el «estrés oxidativo». Los antioxidantes contribuyen a evitar la acción nociva de los radicales libres (producidos por el tabaco, la contaminación, el estrés, etc.) sobre nuestro organismo.
  • Metabolismo de macronutrientes. Pudiendo ayudar a controlar el nivel de azúcar en sangre, el colesterol y los triglicéridos. Algunos ejemplos de ello son los alimentos de bajo contenido energético, aquellos con omega-3, con fibra, o las bebidas específicas para deportistas.
  • Beneficios en el embarazo y la lactancia. Las necesidades de ciertos nutrientes son más elevadas en el embarazo, durante el crecimiento y desarrollo del feto, y en el período lactante y la infancia. Hallamos alimentos con hierro, calcio, ácidos grasos tales como omega-3 u omega-6 y con vitaminas como la B9 (ácido fólico).
  • Funciones psicológicas. En este apartado se encuentran alimentos con sustancias excitantes tales como la cafeína o el ginseng y tranquilizantes como la melisa o la valeriana.

Beneficios y contraindicaciones de tomar alimentos funcionales naturales

Los componentes que hacen que un alimento sea calificado como funcional han estado siempre presentes en la naturaleza. La fibra alimentaria se encuentra de forma natural en verduras o fruta fresca; los ácidos grasos insaturados, en los frutos secos; los aminoácidos, en huevos, carne y pescado; etc.
Atendiendo al creciente interés de la población por su alimentación, aparecen un sinnúmero de alimentos funcionales enriquecidos en estos componentes. En su consumo abusivo radica el problema, pues estaríamos pasando de posibles beneficios para nuestro organismo a contraindicaciones por exceso.
Existen estudios que señalan una relación directa entre el adecuado consumo de alimentos funcionales y un óptimo estado de salud. Su ingesta puede resultar beneficiosa para deportistas profesionales, personas que padezcan enfermedades como obesidad o diabetes, y para aquellas que sufran trastornos digestivos.
Hay disparidad de opiniones respecto a su eficacia. En cualquier caso, hemos de saber que no estamos ante alimentos milagrosos, solo alimentos funcionales. 
Su consumo ha de ser parte de una dieta sana y equilibrada, no un sustitutivo de la misma, y de unos hábitos saludables.


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