En esta ocasión nos ocupamos de dos de
los más comunes: la dispepsia y la acidez de estómago o hiperclorhidria.
Veámoslo.
LA DISPEPSIA
Se llama dispepsia al trastorno
gastroesofágico funcional del aparato digestivo, lo que normalmente da lugar a
malas digestiones.
Su sintomatología puede ser muy amplia y
en ocasiones es bastante dolorosa.
Cuando la dispepsia es aguda puede
provocar vómitos, diarrea, fiebre, ardor, dolor, meteorismo, pérdida de peso,
flatulencia y sensación de peso que puede remitir simplemente con una buena
alimentación.
Si alcanza otras partes del tubodigestivo como el intestino delgado o el colon se producirán fenómenos de
fermentación -en el caso de que la dieta haya sido rica en hidratos de carbono-
o de putrefacción -en el caso de una excesiva ingesta de proteínas.
La causa de las dispepsias en los
adultos hay que buscarlas generalmente en los desequilibrios alimenticios
-tanto de deglución como de digestión- y en las alteraciones enzimáticas que no
permiten una buena digestión de los hidratos de carbono y las proteínas.
En ocasiones estos problemas aparecen
sin causa justificada, lo que puede inducirnos a pensar en un problema de
carácter psicosomático provocado por el estrés, las tensiones nerviosas, etc.,
que se evidencia con una respuesta a nivel gástrico.
También puede haber otros factores que
pueden propiciar la aparición de esta sintomatología:
· Masticación insuficiente.
· Abuso de los alimentos fritos, ahumados,
encurtidos, etc.
· Exceso en el consumo de grasas y alimentos
basura.
· Cualquier tipo de intolerancia alimenticia.
· También puede aparecer como consecuencia de una
gastritis, úlceras, carcinoma gástrico, trastornos del esófago, del tracto
pancreático-biliar, alteraciones intestinales como disbiosis o disbacteriosis
colecistitis, duodenitis, anexitis, etc.
Es muy importante saber que en algunas
ocasiones las dispepsias pueden ser el preámbulo de una patología seria.
LA HIPERCLORHIDRIA
Se llama así al aumento de los límites
normales del contenido en ácido clorhídrico del jugo gástrico.
Suele producir una sintomatología
digestiva, con molestias posteriores a la deglución de alimentos, regurgitación
ácida y sensación de ardor (pirosis).
Ese exceso de ácido puede provocar
patologías como la úlcera gastroduodenal.
RECOMENDACIONES DIETÉTICAS
Es muy importante llevar una
alimentación y un tipo de vida lo más sano posible.
Estos son algunos de los consejos:
· Una de las primeras tareas a realizar es
comprobar la posibilidad de que exista intolerancia hacia algún alimento.
· Procurar realizar de 3 a 4 comidas al día sin que
sean muy copiosas.
· Incorporar de forma paulatina las frutas y
verduras; cuando no es habitual su consumo éstas pueden provocar flatulencias.
· Tratar de masticar y ensalivar los alimentos
suficientemente.
· Comer en situación relajada y sin estrés.
· Eliminar los alimentos fritos, las conservas,
los ahumados y encurtidos, la comida basura, etc.
· Procurar no tomar agua desde una hora antes
hasta dos horas después de las comidas. En caso de tener mucha sed se puede
tomar agua a temperatura natural y a sorbos pequeños.
·
Eliminar el tabaco y el café.
·
Eliminar el consumo de bebidas alcohólicas,
gasificadas, estimulantes, etc.
·
Reducir la cantidad de grasa presente en la
dieta.
·
Eliminar las carnes rojas.
ALIMENTOS PERJUDICIALES
Los
alimentos fritos. Contienen sustancias irritantes para el aparato digestivo
por lo que están absolutamente contraindicadas.
Las
bebidas alcohólicas. Producen irritación e inflamación. Además
alteran la producción de jugo gástrico.
Las
especias.
A pesar de que en pequeñas dosis puede ser beneficioso, una dosis inadecuada
provocará alteraciones digestivas e hiperacidez.
El
vinagre.
Altera la mucosa del aparato digestivo haciéndola más sensible a los ácidos del
estómago además de agravar las molestias propias de la dispepsia.
El
café.
Su consumo, por sí solo, produce dispepsia. Es irritante de la mucosa y altera
la digestión de los alimentos.
La
leche.
Es de muy difícil digestión, sobre todo si va acompañada de azúcar. En los
casos que nos ocupan está absolutamente contraindicada.
Los
mariscos.
Son también muy difíciles de digerir.
El
chocolate.
Contiene azúcares y grasas por lo que su mezcla es más que nefasta para el
estómago.
Las
carnes.
Contienen purinas, sustancias que incrementan la producción de jugos gástricos
agravando las dispepsias y la hiperclorhidria.
ALIMENTOS ADECUADOS
Bulbo
de hinojo. Contienen
una sustancia denominada acetol que actúa como tónico digestivo.
Papaya. Contiene
papaína, una enzima necesaria para la digestión de las proteínas.
Piña. Contiene bromelaína
que facilita la digestión.
Hortalizas
crudas.
Si se toman bien masticadas estimulan los procesos digestivos ya que contienen
fibra y enzimas.
Cereales
integrales.
Sobre todo en forma de copos y papillas son alimentos muy bien tolerados para las
personas con dificultades digestivas.
Calabaza. Es suavizante
de la mucosa interna del estómago y produce una disminución de los ácidos.
Patata. Es antiácida y
sedante. Se puede tomar al vapor, asada o hervida pero nunca frita.
Manzana. Actúa desinflamando
el aparato digestivo.
Chirimoya
y aguacate.
Neutralizan el exceso de ácidos y son calmantes.
Tapioca. Es un alimento
suavizante y protector del aparato digestivo.
Arroz. Tiene efecto
antiinflamatorio sobre las mucosas digestivas.
Zanahoria. Es un alimento
que contiene vitamina A y fibra lo que hace que se neutralice el exceso de
acidez y proteja las mucosas.
COMPLEMENTOS
Vitamina
A.
Es muy valiosa cuando se pretende mantener en buen estado las mucosas. Además,
con ella se pueden prevenir las úlceras.
Enzimas
digestivas.
Hasta conseguir una regularización digestiva es necesario suplementar la dieta
con enzimas que faciliten la digestión.
Probióticos.
Necesarios
para un buen equilibrio de la flora bacteriana.
Betaína
hidroclorhídrica HCL. Son necesarias para mejorar la digestión.
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